Todas las personas pueden padecer momentos de vulnerabilidad emocional y los niños/as y adolescentes no están exentos.
La manera de expresar este malestar emocional puede diferenciarse en la edad pediátrica de como lo hace una persona adulta. Este, es uno de los factores que muchas veces impide detectar el sufrimiento del infante y/o adolescente y, por tanto, dificulta el ofrecerle el soporte que necesita.
Así mismo, lo primero que puede ayudar a acompañar al niño/a en este proceso es conocer qué expresión tienen los comportamientos en esta etapa vital. En los infantes más pequeños la expresión de la tristeza o el sufrimiento se asocia más a conductas disruptivas y alteraciones conductuales (rabietas, aislamiento, dificultades de concentración) y también en la alteración de los hábitos (dificultades para dormir, pérdida o aumento del hambre, bajo rendimiento escuela y diferencias en el momento del juego).
En la pubertad, la expresión es parecida a la de un adulto pero se le añade la complejidad de la etapa vital de la adolescencia. En este caso, acostumbra a manifestarse mediante aislamiento (especialmente familiar), irritabilidad, bajo rendimiento escolar, inestabilidad emocional, llanto y sensación de incomprensión generalizada.
Pero que puedo hacer una vez lo he detectado?
- Ofrecer un espacio de comunicación. Este momento de debe ofrecer cuando la persona está tranquila y no se encuentra en un episodio de alteración. Además, hay que tener en cuenta que esta persona puede negare a hablar y, por tanto, debemos respetar si quiere estar a solas
- Es importante no ser invasivo en preguntas y dejar un espacio a que el otro comunique lo que necesita.
- Escuchar activamente, sin interrumpir
- Validar y respetar las emociones aunque para nosotros no sea para tanto
- Evitar los juicios, la crítica y la acusación. Esquivar crear culpables. Intentar conducir la comunicación des del yo “ yo me siento” “yo he notado que” y no des del tu “tú has hecho” “tú eres).
- Mostrar interés y afecto por la persona aunque no quiera comunicar para que sepa que estamos a su lado: “quizá no puede entender exactamente como te sientes pero me preocupo y me gustaría ayudarte”
- Potenciar la reflexión y preguntar qué necesita: buscar como gestionar el conflicto de forma conjunta. Huir de dar respuestas y soluciones a la demanda emocional de la persona, escapando del materialismo.
- Invitar a la persona a pedir ayuda. Si contemplamos que con nosotros no se sienten del todo cómodos o que requieren de mayor suporte de les puede ofrecer solicitar ayuda a un profesional.
Finalmente, es importante que como padre/madre si detectar que tienes dificultades en la gestión dela situación pidas ayuda y orientación para saber como apoyar a tu hijo/a d ella forma más adecuada posible.
Alexandra Fernandez
Psicòloga referent de Benestar emocional i salut Comunitària
ABS Montigalà- Apenins